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EL CIRCO LOS MALUENDA EN LA COLUMNA DE GASPAR ALTAMAR G,

 

 

 

 

EL CIRCO LOS MALUENDA; UNA PROPUESTA DE ARTE CIRCENSE INNOVADORA.

Gaspar Altamar Gallegos

Crítico de Arte Circense

 

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Ahí está el circo de mis sueños con sus sombreros enaltecidos, varios días de silencio, de luces apagadas, de brisa oscura deambulando por el cielo, de sol rojizo, de huellas oscuras
Te has ido verano temible, salen todas las luciérnagas escondidas, se multiplican los colores desenfrenados, la carpa y sus tonos de primavera, su follaje florecido de blanco sostiene sus rojas estrellas, la escritura teñida de historia, te dice: «Los Maluenda».
Se respira la alegría de los niños junto a sus padres, luego dejaremos las fronteras de la tristeza, será un viaje de lenguaje puro, de sonrisas pintadas, de princesas delicadas, de coronas iluminadas, de vuelos en las alturas.
El reloj ha transitado durante muchos años en las generaciones de la familia Maluenda, se detenga en esta hora para regalarnos la semilla germinada de su arte.
Caminamos por una alfombra de diminutas virutas bajo una carpa estilizada, ingresamos al hall, en ambos costados las princesas de la corte nos saludan, nos dan la bienvenida, unas sonrisas de acogida, un poema de gracias emerge de labio en labio.
Ingresamos al palacio, he aquí este nuevo mundo, la gente de a poco se multiplica, de esa árida tierra oculta bajo mis pies germina este palacio de finas telas, de circunferencias vivas, amarillas desde lo alto, rojas parpadeando, el cielo de azul intenso, de tenue crepúsculo que se anida en nuestros ojos.
A lo lejos la plataforma transparente como una estatua, sostenida en cordeles de plata, los trapecios como soldados de guardia, estáticos, en silencio.
La hora se aproxima, todo está preparado, aureolas de múltiples colores invaden el cielo, estamos viendo de nuevo el mundo, libre del humo envenenado, del clima desordenado; son flores de luces que nos dejó la primavera, son pétalos que caen como la brisa.
El cántico como si viniese volando, anuncia la presencia de Los Maluenda, es la niña Maricruz de la séptima generación, vestida de seda blanca con enredaderas rojas, deslumbra su equilibrio en dos bastones acrobáticos, florece la pista, hecha de canto, de luces, de diez bellas princesas que como alas de palomas blancas nos dan la bienvenida.
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Ahí en su reino el acróbata, como un girasol en vuelo por la pista, es Gastón Maluenda, el mejor acróbata del circo chileno.
Ahí viene sonriente, el leve contacto de sus manos con las cuerdas elásticas, con la suavidad de su silueta inicia el viaje, su cuerpo como ave en vuelo sigue las huellas de la pista, algo nos dice su apacible mirada, que nos trae en estos tiempos de tanta angustia, de tanto desvelo. El sueño de volar sin fronteras se despliega a las alturas, melodías de luces le acompañan, a su viaje se ciñe la expresión de la elegancia, sólo en el espacio su libertad no se quebranta, aunque anide en su cintura el lazo de sus desvelos y se deje llevar hacia el naufragio, no se desborda a la superficie terrestre.
Su cuerpo gira, se sostiene a sí mismo, al volar suspende el zumbido de sus alas, apacible libre de obstáculos continúa hasta que finaliza su viaje.
Florece el cielo, rayos de luces oscilan alegres, encantados, la noche brilla sonora, nos trae el payaso, su rostro de leve pincelada, su traje teñido de elegancia, sus zapatos brillosos, tan sólo unos movimientos, unos gestos de Miky y estallan las sonrisas, la ovación se desgrana, innumerables brazos se elevan al cielo.
Miky ha retornado su mirada al legendario circo de la familia Maluenda, ahí aprendió la lengua de los payasos, desde ahí, donde germinó, se desarrolló y creció su arte e inició su viaje a los mejores circos de México de los hermanos Vásquez y Fuentes Gasca.
Crea una obra hermosa, la representa en la pista, los niños se desbordan de ternura cuando Lunita se esconde varias veces de Miky y recorre con sus patitas el contorno de la pista. Es una oda a la dulzura declamada por Miky y Lunita a los niños
Aquí en la pista cuánto ritmo, cuánta sonoridad, expresividad y movilidad corporal de las siete princesas azules para dar inicio al malabarismo, con Miky Jr., un artista versátil, ha crecido en precisión, coordinación, rapidez y altura en el arte de crear figuras móviles con las clavas, de esas ágiles manos salen y retornan volando, de esas manos nace el movimiento frenético de los platos, no te alejes del equilibrio, que no se detenga la vida, que no vacile, ni se quebrante, que esa mano amiga presurosa llegue.
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Se abren las cortinas del reino, mirad como llegan las princesas con giros de aros en sus manos, de luces coronadas que no dejan de danzar, así se anuncia, se recibe a Gastonia Maluenda, fina, delicada, deslumbrante, ritmo, melodías en cada uno de sus pies, de sus manos, se reaviva el majestuoso silencio, desde sus venas transita el noble movimiento hacia ese aro giratorio en su pie, hacia su cuerpo estilizado, hacia nuestras almas que se desbordan de armonía, de calma, de nobleza, de paz.
Llena de sincera alegría, su dulzura contagia, la solemnidad de su cintura sostenida en el bastón acrobático, como la balanza de la justicia en su máxima expresión de equilibrio, sucede lo inaudito; de manera simultánea en ambas manos y pies gira el aro. Una nueva expresión del arte circense tradicional, la presencia de los elementos basales del ula-ula, equilibrio, contorsionismo y de elementos complementarios del ballet, para configurar una obra de arte circense original, creativa.
Que se derrita la nostalgia, de labio en labio se transmita la sonrisa, seamos como el payaso sin fronteras, que a todos reanima con su gracia, con su rostro fresco de alegría, así sorprende Miky Maluenda, estalla la música, desaloja la quietud, el silencio se hace sonoro, pero cuando la fiesta se formaliza irrumpe de improviso el payasito, el público se opone a su expulsión. Miky es llevado a lo imprevisible, desde el coreto se confabulan para hacerlo partícipe de los juegos que generan una explosión de risas. Miky se entrega, el payasito es su hijo Miky Jr., se reconcilian, emociones, risas e interpretaciones musicales para ganarse la admiración y aplausos de las familias asistentes.
De dónde nacen esas melodías, se expresan en su piel, en su figura tan erguida, en la suavidad de sus movimientos, en la finura de sus pies, de sus manos, todo al compás de su noble espíritu, de ese ritmo que transita por sus venas. Es Sofía Maluenda, su cuerpo navega por sus espacios más recónditos, sus piernas cruzan el límite de lo posible, su cintura se doblega como una enredadera, tanta delicadeza, finura en la expresión de su cuerpo, su energía apacible, calma, suaviza las emociones.
Una nueva expresión de contorsionismo que trasciende la movilidad física, hay melodías en su piel, emociones, elegancia fina, formalidad definida, pura, recogidas del ballet
Es un diseño creativo de arte circense, que conjuga el clásico ballet con el contorsionismo.
Alto es el vuelo, es Julyanna Werneck, sus manos y pies liberados al espacio, no a las ataduras, destino sin fronteras, sin bruma, sólo sostenida de su pelo. Quién habrá peinado su cabello, tan elevado, tan fuerte, será el viento.? -Sólo sé que la acoge y la lleva como una princesa celestial, danza en los aires, entre el crepúsculo de la carpa-.
Es un sueño poético que no deja de girar, será de una musa, tan fina, delicada, por las aguas ha de danzar.
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Admiración del público ante tan maravilloso acto de arte circense.
El payaso crea efectos, emociones, después de este apacible sueño, Miky se desplaza entre el público portando la camiseta de la selección argentina, no lo quieren en la pista y cuán hábil guerrero cambia su estrategia, la conmuta por la camiseta roja de la selección de chile.
Inicia el partido con el público, se inunda de espontáneo entusiasmo, el árbitro sucesivamente le arrebata el balón y lo expulsa. Miky lanza un balón gigante l al árbitro, finaliza el juego con la ovación del público.
Emigran sorpresivas a la pista, de dónde derivan, cuándo fue su despedida, cuántos días hasta llegar a este palacio de lunas amarillas, rosadas, verdes, azules.
Siguen su viaje presurosas en sus monociclos las nueve princesas, alegres saludan, giran en la esfera de la pista como el segundero de un reloj,
Sigan libres, en la varilla del equilibrio, sostenida una princesa en sus hombros transitan veloces por la pista, todas unidas conducen sus vidas, aunque gire sostenida en la barra, aunque sea en altura en el monociclo Giraffe.
Marelys, la reina y sus princesas de la Escuela de Arte Circense del Circo Los Maluenda.
Ahí vienen acompañadas de melodías, sus cuerpos las hacen suyas, desde sus finos pies erguidos, sus delicados dedos saludan el cielo, son Melinda y Melody, se expresan al unísono, el ritmo transita en cada uno de sus finos pasos, unidas como un abanico, extendidas como una tímida ola en la suavidad de la pista.
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Pequeñas rosas blancas, delgadas, plácida animación en los bastones acrobáticos, sus palmas adheridas, sus cuerpos invertidos, flexibles, tenue animación de sus articulaciones, nos abriga vuestra armonía, por nuestra piel circula el sosiego, por nuestra alma la serena quietud.
Un acto de acrobacia fina, equilibrio, impregnada de técnicas del ballet que, como arte, genera muchas emociones en la audiencia.
Llega el ritmo embriagador de la salsa, las luces se enloquecen, se adhieren, el público se reactiva, las palmas sonoras como las cuerdas de una guitarra.
En la pista las princesas se alejan de la formalidad, se entregan a la música, los acróbatas se contagian, van a iniciar el juego de la báscula, en la pirámide están concentrados, en la tabla el acróbata espera la caída, la fuerza de impulso que despliega en los vuelos de doble, triple salto a la esponja, a la barra, a la pirámide, a la silla.
Que no se quebrante el vuelo, que tú mesura, tu concentración te conduzca a buen destino.
Experimentados acróbatas, Marelys Álvarez, Gastón, Dylan Maluenda y Osvaldo Ramos.
La dulzura de la risa, a veces apena murmurada, de rostro en rostro, así se torna el ambiente cuando Miky participa con el público en el juego de los paraguas, todos quieren hacer la gracia del payaso, no hay seres desconocidos, la alegría los alineó, los hace hermanos en este solemne palacio.
Algo se guarda Miky, aparece la lluvia que requerían los paraguas, se ríen, se cobijan unos a otros.
Desde lo alto, cuando la luz se ha desvanecido, arriban imágenes, siluetas sombrías blancas, renace intensa la luminosidad, son los trapecistas de la troupe de Los Maluenda, animan al público con los vuelos iniciales, mientras el cátcher Miguel Maluenda, meditativo se balancea en el trapecio solitario.
La plataforma cual puerto espera el retorno de los navegantes del espacio. En la amplitud de esa orilla viviente se deslumbra la interrogación sobre el destino de esos seres voladores que se marchan como peces en las aguas.
No te agobie la incertidumbre, se ha previsto hasta el más leve aleteo, disfruta, sueña, no te desanimes, algún día vas a volar, si nos es ahora, lo será hacia la eternidad.
Un leve impulso, casi imperceptible, se desprende de la plataforma cual ave por el espacio, el impulso apacible de sus piernas lo conduce a la zona en que la colorida brizna deambula en las alturas de la carpa, es Cristopher Celis, retorna hacia la altura de la plataforma, su cátcher en el límite preciso del espacio para recibirlo, estalla toda su energía en un doble giro apacible, elegante, su cátcher detiene su vuelo en el preciso segundo para atraparlo, lo conduce hacia el altar de los trapecios.
Atento, sus pies adheridos a la barra, flexiona sus rodillas, su mano sujeta al trapecio, unida a su ímpetu juvenil, la lectura de su mirada le anuncia que debe iniciar el viaje, es Dylan Maluenda de tan sólo quince años, su salida espontánea, su vuelo delicado, estilizado, sus pies se despliegan unidos, se eleva como si algo misterioso lo impulsara, es su talento que abriga desde niño, retorna hacia el vacío de la plataforma como si se detuviera en la cima, su cátcher atento, mientras de despliega en un doble giro extendido, ambos se buscan, se unen esas manos.
Ahí está en el reino de los trapecios, Gastón Pipo Maluenda, coronado de gloria al lograr en los Estados Unidos el cuádruple salto mortal, estamos ante uno de los mejores trapecistas volantes del mundo, su nombre está en la lista de oro de los veinticinco trapecistas del mundo que lo han logrado en los últimos cuarenta años, desde que el mexicano Miguel Vázquez lo realizara en julio del año mil novecientos ochenta y dos en Tucson, Arizona.
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Ahí está con su mano asida al trapecio, observa a su cátcher, la reacción es instantánea ante ese mensaje invisible, se desune de la plataforma, su cintura se flexiona desde el inicio, el impulso va creciendo en su vuelo como un pez que transita por las aguas, ha llegado el segundo exacto, el cátcher concentrado en sus manos, se desprende del trapecio, el espacio lo cobija en sus tres giros por unos segundos, sus brazos se extienden, sus manos y las de su cátcher se unen para continuar el viaje.
Sucede lo imprevisible lo que Tito Gaona hacía en su época y qué en la actualidad sólo he visto en Rubén Caballero Jr., es el acto de despedida, el broche de oro, Gastón Pipo Maluenda se despide con acrobacias desde la plataforma a la red y hacia el trapecio inmóvil del cátcher, donde queda plácidamente sentado.
A veces me pregunto, por qué este joven trapecista tan talentoso no ha recibido el justo reconocimiento del estado de Chile, es un ejemplo también como persona para los niños y jóvenes.
Gastón Pipo Maluenda poseedor de un talento grandioso, son múltiples las artes que desarrolla, como trapecista volante realiza el cuádruple, el triple en V, el doble- doble, full medio, full doble, el triple carpado, retorno con pirueta, entre otros.
A la pista ingresan los artistas, sonrientes, con la formalidad de sus trajes, el público reconoce a cada uno, de pie con un infinito aplauso.
Circo Los Maluenda, una propuesta de arte circense atractiva, innovadora, tanto en la pista, como en las alturas, una vestimenta colorida, variada y diseñada para cada acto, una escenografía luminosa de última tecnología, un sonido límpido, claro, una infraestructura de última generación, amabilidad, respeto en la atención al público.
Don Gastón Maluenda González, su esposa María, sus hijos e hijas, Miky Maluenda y su familia que los apoya y acompaña, los artistas, los técnicos y trabajadores son los autores de esta gran obra de arte circense.
Para el Diario La Leona.Cl
Gaspar Altamar Gallego Critico Circense
Corresponsal en Los Ángeles Chile         Puede ser una imagen de 1 persona

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