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EL GLORIOSO RETORNO DEL CIRCO LAS ÁGUILAS HUMANAS A LA CIUDAD DE LOS ANGELES

EL GLORIOSO RETORNO DEL CIRCO LAS ÁGUILAS HUMANAS A LA CIUDAD DE LOS ANGELES

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Gaspar Altamar Gallegos
Crítico de Arte Circense.
De improviso ante mis ojos, en esta sublime noche de primavera, desfilan pétalos luminosos por el borde de una imaginaria campana blanca, en su cima cuatro cúpulas de azul intenso que sostienen nuestras banderas patrias, flamean erguidas como jugando con el viento.
Llegó el circo a regalarle la primavera a este árido terreno de Monte Cea. Llegó colorido. Llegó a reencontrarse; añoranzas de las huellas imperecederas del Circo Las Águilas Humanas.
Ha retornado el inmortal pasajero, trae la escritura del amor, de la alegría, de la risa fresca, quiere volar con sus alas invisibles, se conjugan todas mis emociones en este reencuentro.
Mis pasos se acercan al reino, una niebla luminosa inunda mis ojos, palpita en las alturas, los niños transitan su mirada hacia los vértices de esa estrella azul sumida en la cima de la carpa.
Ingreso al palacio de la fantasía, la pista colmada de recuerdos, el péndulo se sostiene en su tímido silencio, a mis ojos llega la intensa bruma azul del cielo, los trapecios en actitud de espera, las familias ingresan presurosas, emerge el recuerdo en aquellas almas, de aquellos tiempos en que el Circo Las Águilas Humanas acogió la infancia para colmarla de ternura, de risas, de colorida ilusión.
Acá florece la vida, desde aquí mi mirada se extiende hasta las últimas butacas, la alegría transita por todos los espacios.
Llega la fecundidad de la música, en el horizonte el crepúsculo ilumina de multicolores la alfombra de la pista, las cortinas abren temblorosas sus alas, ingresan las princesas del reino, anunciando la llegada del legado de Las Águilas Humanas que otrora estremeció de risas tu alma.
De pronto el péndulo se libera de su silencio, se rompen las ataduras e inicia su viaje, el pasajero acróbata agiliza sus pasos, no le teme a las vicisitudes del camino, a los imprevistos de la vida, se impulsa y gira al interior, la velocidad se intensifica, sus manos se aferran a la vida, a sus costados elude el abismo, cambia hacia la ruta exterior, retrocede sus pasos desafiando al péndulo, corre, salta en el espacio, agiliza sus pasos.
He aquí al triunfador del péndulo, levanta sus brazos, todos creían que caería al vacío, se alivian las tenebrosas emociones, ha finalizado la arriesgada aventura, el público desahoga las voces, los aplausos.
Maikel Yovanovich, experimentado acróbata internacional en el péndulo.
Infraccionan a sujeto que trabaja en circo "Las Águilas Humanas" | El Observatodo.cl, Noticias de La Serena y Coquimbo
El movimiento se multiplica, sus piernas como una ola temblorosa se sostienen en el rulo americano, sus brazos abiertos conduciendo el equilibrio, su rostro impávido, se sostiene entre la luminosidad y el silencio, después del estrecho camino emerge el vacío, las ansias de lo impredecible invade los espacios, desafía la estabilidad con sus pies sobre tres agitados rulos que luchan entre sí para liberarse, mientras equilibrio y malabarismo se conciertan a la perfección. Ante los aplausos siempre habrá una reverencia, una infinita alegría al dejar la pista de Estefanía González Reyes, equilibrista y motociclista.
Ahí vienen los payasitos, los niños se desgranan de alegría, ágiles, aleteando sus manos, alégrate, multiplica tu risa, deja los harapos de la tristeza, ahí están los remolinos, herederos de una de las tradiciones circenses más fructíferas, fue Liborio González quien heredó a sus futuras generaciones la vocación de payaso sonoro: risa, música y acrobacias te alejan de la monotonía, de la vida rutinaria.
Y los remolinos se ganan la anuencia del público, quieren seguir en este mundo desencadenado, libre, sin ataduras, no se resignan a la expulsión que resuelve cuál juez de la injusticia, el osado animador, don Américo Cáceres, quien ante su impotencia recurre ante el más humilde trabajador de circo, Emeterio, a quien nunca quizás se le dio la oportunidad en la pista , simula perseguir a los remolinos, desahoga todo su talento, su ingenuidad en sus expresiones verbales y corporales, incentivando el caos. No hay otra alternativa, el maestro de pista se da por vencido y se le abren las puertas a los remolinos, emerge la heredad de los González, la música se expresa en uno de los talentosos nietos de don Liborio, José Luis González Reyes, junto al payaso clavito. Y le llega la oportunidad a Emeterio, Richard Cartes Farías, uno de los comediantes más talentosos del circo chileno, de tradición circense, espontáneo, versátil, hasta el más parco de los seres se inunda de risa, es un transmisor del humor. Esta conjugación simultánea de los payasos, el comediante y el maestro de pista le otorga dinamismo y originalidad a la actuación.
Naufragamos en tan esplendorosa pista, nos hemos inundado de tanta risa, acá la risa florece, se enciende la alegría, mi alma se ilumina, me emociona la felicidad de las familias, de éstas que habitan en mi tierra de Santa María de Los Ángeles.
Esperabas los vuelos, desencadena tu encierro ahora, mira hacia el cielo, sueña, únete a las alturas junto al acróbata en las cuerdas elásticas, gira, mira a tu alrededor, no conocías este invisible camino, mira la gente se hace pequeña, déjate llevar hacia las alturas, no mires hacia el vacío, sólo entiende lo infinito del cielo, luego gira, entrégate al abismo, tan sólo tu destreza te ha redimido de la tragedia, de lo inesperado.
Marcos Quiroz Reyes, acróbata del espacio, te ha llevado a este misterioso vuelo.
Sólo una de sus manos sujeta a las cuerdas, su cuerpo se dilata, se suspende, que nos trae la elegancia de la acróbata, como si algo invisible la sostuviera en la esfera de la vida, sus sueños giran apacibles, la delicada celeridad de una corola que gira y gira, que atrae, prende las miradas de las familias, no sé cómo sostiene su cuerpo, cuál segundero se libera, se entrega a la velocidad, a la osadía del riesgo, hasta que la lentitud se avecina, se despide con la delicadeza de una mariposa que detiene su vuelo.
Nubia Abigail González Reyes, una eximia acróbata de las alturas.
CIRCO LAS AGUILAS HUMANAS EN LOS ANGELES GIRA 2022 - Passline
Si sueñas ser artista de circo la pista te llama desde niño, es la gloriosa tradición de la familia González, alégrate si vez a un niño vestido de payasito, es el anuncio preservador de la continuidad, de la semilla que dará frutos de oro. Ahí está el niño José Segundo González, huella de su abuelo José González Palma, el payaso Remolino y de su bisabuelo, Liborio González, el payaso Cascabelito.
El naciente Remolino se entrega a la fantasía de la lectura, su inocencia no le deja espacio a la tenebrosa muerte que transita presurosa, amenazante, lo quiere llevar al infierno, es la muerte traicionera, esa que llega de improviso, el miedo nos consume, qué será del pobre niño, cuando de pronto una fuerza misteriosa, divina, llega estremecedora a impedir la partida del niño. Y podrá seguir con la misión que le han heredado, regalar sonrisas donde habite la tristeza.
Desencadena su cuerpo, puede llegar hasta la lejanía de sus pies con su cabeza, crea un aro sostenido en sus manos, tan flexible, tan cercano a lo imposible, va más allá de su propia vitalidad, alcanza lo que a su boca no puede llegar, doblega su cintura gelatinosa, sólo se sostiene en sus pies, mirad como a veces la vida se sostiene en tus propias fuerzas, no te dejes caer, sé el acróbata de ti mismo para superar las adversidades. El circo es desafío, itinerancia sacrificada, vocación imperecible, tradición genuina, amor por las raíces, semillas y frutos de nuestra patria.
Yuliana González Reyes, fecunda artista circense de uno de los actos más antiguos de la tradición circense; el contorsionismo.
CIRCO LAS AGUILAS HUMANAS - Passline
Se viene volando, desde sus orígenes, los González ostentan los actos de mayor riesgo en el circo chileno, dos de sus trapecistas han logrado el cuádruple salto mortal, Jonathan González del Circo Panamericano y Gastón Maluenda del Circo Los Maluenda. Otros de la mima troupe familiar han internacionalizado su carrera.
Vamos entonces, la pista se viste de gala, todo está preparado, ahí están en la temblorosa plataforma con sus trajes decorados de hojas y pétalos dorados, la troupe de trapecistas de los hermanos González, vocación desenfrenada, laboriosa, jinetes del espacio.
Se inicia esta misteriosa hazaña, seis son los elegidos trapecistas, levemente sujetos, entregados al desenfreno, sin temor, la confianza en sí mismo, saludando en cada uno de sus vuelos con tan sólo una de sus manos al público en este esplendoroso viaje de ida y retorno, de presentación y reconocimiento de esa ruta invisible e imaginaria.
Solitario el cacher, se balancea con la mirada concentrada en sus manos, en su mente transita la vida de los volantes, será en el segundo exacto cuando reconozca los giros, cuál inusitada calculadora resolverá en tan sólo un milímetro de tiempo la vida de los volantes.
Teatro Caupolicán 83 años de pasión y gloria. - contingencianoticiosa
El público sumido en el silencio, el cacher con tan sólo un gesto pregona silencioso su mensaje, un breve impulso en la plataforma se extiende hasta la cima de la carpa, el tono de la delicadeza, de la energía, de la fragilidad, cuál princesa con sus piernas entre la barra del trapecio. Mujer trapecista, la más sublime soñadora, mariposa voladora, labradora del espacio, algún día serás la reina coronada de los circos del mundo.
El trapecista es capaz de todos los heroísmo, su mano izquierda asida a la barra, atento como el águila en las alturas, se lanza al espacio, la elegancia de dos giros extendidos en las alturas, esa lentitud se agiganta en mi alma cuando encuentran esas manos que nos abrigan de esperanza.
Cuantos vuelos y celebraciones, cuánto silencio, cuánta inquietud, temores, cuánta emoción colmada.
Veloces las miradas, imperceptible la elegancia de los tres giros, emerge de improviso como un rayo de luz las manos solidarias del cacher, las caras temerosas, ahora esparciendo alegría.
Llega el glorioso retorno a la pista, cada uno en su propio estilo de vuelo. Los hermanos González nacieron para volar, su vida, sus sueños son los trapecios.
Se desborda la alegría, la pista de multicolores anuncia la despedida, las princesas blancas, puras, delicadas, los artistas vestidos de gala, el público no se cansa de aplaudir, no se resignan a dejar este hermoso reencuentro con el Circo Las Águilas Humanas.

Para el Diario La Leona.CL

Gaspar Altamar Gallegos

Crítico de Arte Circense

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