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EL MARAVILLOSO CIRCO DE LOS HNOS. KARZA La Columna de Gaspar Altamar

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EL MARAVILLOSO CIRCO DE LOS HERMANOS KARZA
Gaspar Altamar Gallegos
Crítico de Arte Circense
Noviembre 2023
Ha llegado la primavera, nos trae una carpa, es como una campana de flores blancas, la brisa imperceptible le abre sus pétalos, las une, las eleva, llegó la vida a la tierra árida, comienza a cambiar el entorno, a lo alto flamean erguidas nuestras banderas, el viejo sol las ilumina, el cielo azul brilla.
Ha retornado la vida después de tanta lluvia, las familias dejan sus casas, el circo les llama, les invita a revivir la magia, la fantasía colorida, a dejar los días mojados, tristes, oscuros.
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Ahí está el circo, dicen los niños, la fila poco a poco se multiplica, abunda la alegría, las miradas se deleitan, para unos una campana con traje de novia, para otros dos torres de seda con seis mágicas cúpulas de nieve, emerge la fantasía; es que nada se iguala a tan maravillosa obra.
Ya no hay atardeceres agrios, lúgubres en las orillas del parque Lantaño en la hermosa ciudad de Chillán, la presencia de la tierra árida se ha alejado, como si llegase la vida, ahora todo se activa, la blancura de este palacio de tela, la familia unida en torno a sus tradiciones, todos esperan que el circo de Los Hermanos Karza abra sus puertas imaginarias.
Se abren las cortinas, qué nos trae esta primavera, todo está preparado, la manzanas confitadas como rosas rojas, florecidas, brillosas, las cabritas de maíz como copos de nieve, la luz de esperanza de las luminosas agitan las manos de los niños.
TELEANGOL SE ADENTRÓ EN EL CORAZON DE LA CARPA DEL CIRCO DE LOS HERMANOS KARZA - YouTube
El azul intenso del cielo de la carpa, como pintada con el color de las olas, todo redondo como una burbuja abierta, la pista, el entorno, arriban las familias, poco a poco las tribunas se cubren de movimiento, de vida, de risas.
Las luces se desencadenan de la oscuridad, salen al espacio rojas, azules, la pista luce como recién pintada, el payasito anima a los niños, al ritmo, al estilo de Emanuel Noir canta, sus pies, sus piernas inclinadas, sus brazos y manitos alzadas reparten la ternura, la dulzura de su inocencia, sigue su viaje escalando hasta la plataforma de los trapecios, quiere ser acróbata, trapecista, son los sueños del payasito del circo.
Ahí viene el señor Corales, su traje ajustado, su chaqueta extendida con perlas doradas, pantalones y botas negras, trae una carta escrita por las cinco generaciones de la familia Cáceres, qué creación tan bella, cuánto tiempo construyendo sueños en la pista, en el espacio, en la soledad de la pandemia protegiendo, almacenando en sus vidas el legado de sus antepasados
Ahora sí, el trapecio desde la inmovilidad despierta con un leve temblor, recibe a su trapecista, sus manos asidas a las cuerdas, sus pies juntos, extendidos en la búsqueda de la velocidad, a su espaldas las cortinas, de frente ante sus ojos el público; mira como viene y va, ahora desenfrenado, suelta sus manos, se entrega al espacio, sólo sus piernas lo han de salvar, no dejes de mirar cómo gira siguiendo la huella imaginaria, el mundo, la vida, los horarios no dejan de girar, la cuerdas se anudan a sus piernas, hay alas invisibles que lo protejen; no lo dejan caer a la eternidad, va y viene, no hay cuerda de protección simulada, sólo la valentía, la convicción de pertenecer a la dinastía circense lo sostiene alejado del vacío.
Antony, un acróbata del espacio, como dos alas en su vuelo, transita apacible, veloz entre las dos cuerdas, sólo una reverencia del vacío, nada ha sucedido, sólo que sus manos y pies como un anillo se unen a las cuerdas y su cuerpo se libera, danza.
Cuántos minutos entre la incertidumbre y la esperanza, pudimos salir airosos; entre aplausos el acróbata deja su vuelo. Ahí viene presuroso el payaso Luchito, vestido de amarillo luminoso, una leve pincelada en su rostro, el diminuto rabanito rojo en su nariz. Ahí viene a germinar las semillas de la sonrisa, a despedir el tono de la tristeza, almacenemos todas las alegrías, hablemos en el lenguaje de todos los idiomas, cómo nos anima a que liberemos la fecunda sonrisa, todo es un juego de niños, a lo lejos te espera, lanza esa manzana al tenedor asido a sus dedos, con la precisión del jugador de tejos, pero fue tan sólo un leve sueño, estallan las sonrisas, la energía se ovilla en la frente del payaso, se desploma como una hoja de otoño, fue tan sólo un error imprevisible, se acerca, te disculpa y deja en tus manos un regalo.
Se despliega la acróbata en la pista, en su cintura circulan aros deslumbrantes, qué movimiento tan leve, delicado e incesante, es el juego del ula ula, mirad como siguen volando desde la cintura a sus manos, giran y giran, coronas enaltecidas en la superficie de sus dedos, sigue el viaje a sus pies, mirad cómo se balancean los aros, muy cerca de la superficie, hasta el límite de sus rodillas, salen todas las esferas desde la lentitud a la locura incontrolable, pues de pronto la princesa las convoca a la calma, se cobijan como aros olímpicos en su pecho, finaliza tan hermoso viaje.
Qué nos trae ese baúl metálico, por qué emerge de entre las nieblas esa princesa silenciosa, de luminosa falda, de finas manos, se salen de sí mismo, como racimos de agua apagan el fuego y de la ceniza tan sólo un soplido para volver a su origen; una cascada de pétalos de papel.
Los rostros se desahogan de asombro, cómo es posible que una burbuja de fuego se derrita en gotas de papel, que como pétalos deshojados se dejen caer, caer.
Ese baúl misterioso abre sus compuertas, despliega la claridad, sólo luz solitaria ante nuestros ojos, se cubre de tela, se descubre, será un fantasma jovial, un recuerdo alzado, renacido, ahí está sin avisarnos desaparece y deja el espacio a una bella princesa que había sido abandonada, no hay alguien que nos diga de qué mundo viene este misterio, de hacer de lo imposible algo real, natural, para dejarnos sumido en la interrogación.
La dulzura de la alegría nos trae el payasito Puchito, quiere dejar registro de ti, quizás para recordarte desde la lejanía, es tan sólo tu imagen, las esperanzas se deslumbran, que sucedió con tu vanidad, se encrespó en el papel tu rostro, no eras tan hermoso, sólo quiere el payasito te rías de ti mismo, esa pena dormida no despierte, que todo sea risa.
Cuando sus cuerpos se sostienen en esas pequeñas manos plegadas a los aros y vuelan sobre nuestros rostros, les seguimos en ese hermoso viaje, en ese sueño de abrigar la libertad en el espacio, sin límites, sin ataduras.
Sé libre cómo estas niñas acróbatas, de tanta elegancia en su vuelo como si las cuerdas no las tocasen y no existiese el vacío, siguen el entorno de la pista desde lo alto, volando con la suavidad de dos alas desplegadas en el espacio, fluye desde sus pies a sus manos la solemnidad giratoria de las acróbatas de las cuerdas sostenida desde lo más alto de la carpa.
Así brota la semilla germinadora del arte circense, desde el alba de la infancia, crece con la lentitud de los árboles, sostenida en sólidas raíces, mirad cómo será su futuro, en esta misma pista, en este mismo espacio coronada de estrellas.
Has venido a ver al payaso Luchito, ahí viene vestido de otoño, ya no desea más formalidades, quiere distraer al maestro de pista de las solemnidades, ser la estrella con su sombrero de mago, pero nada de deslumbrarse, ante tus ojos no llega la paloma en su vuelo que se libera del encierro, es una especie de pollo amarillo de patas alargadas, se despliegan las carcajadas ante tan inesperado desenlace.
Para el payaso no todas las cosas giran en torno a la perfección, hay que desatar las ataduras para liberarnos, reírnos de ti, de nosotros, portar todo aquello que no harías en tu vida cotidiana y así sorprende Luchito, cuál bailarina de traje de ballet escotado, apegado a su cintura, el desorden se desata, entre la desesperación del maestro de pista, entre las cortinas fluye el caos, la risa invade todos los espacios.
De las risas frenéticas a la apacible calma del alma, el payaso es un cultivador de emociones, su voz es una montaña de palabras, de silencio, de sonidos de viento que coronan la actuación de Luchito.
Los niños alegres, ahí viene la fantasía que esperaban, un cuento mágico contenido de regalos, son los personajes de fantasía del reino de Champiñón, gobernado por la Princesa Peach bajo el malvado ataque de Bowser. Así se presentan junto a Mario Luigi, el super Mario Bros, ambos amigos de Peach.
Se observa una tendencia del circo de incorporar a su programación actos de personajes infantiles del mundo contemporáneo de los niños y niñas, con una original y colorida vestimenta.
No se puede desconocer que el circo no deja de ser tradicional por asimilar elementos propios de otras artes, como lo es la literatura infantil o la tecnología que ilumina la calidad del espectáculo a una dimensión mágica.
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Ahí vienen los verdaderos héroes de espacio, con su tradicional traje ajustado, de relucida musculatura en sus brazos y pechos. Son los trapecista de la troupe de los Hermanos Karza, una princesa en la pista anuncia su arribo a las alturas, con ágiles pasos se estacionan en la plataforma, su hábitat en las alturas, su diminuta cancha de aterrizaje.
El cátcher espera la llegada de sus trapecistas volantes, su mirada sólo concentrada en su difícil misión, atraparlos para evitar que la fuerza de gravedad los lance al vacío.
Se inician los vuelos, un breve impulso lo conduce al espacio, las manos del cátcher lo atrapan a sus pies, vean ustedes cómo viene en ruta otro trapecista, se cruzan ambos, se intercambian desde el cátcher al trapecio y desde éste a aquel, tan sólo unos milímetro evitan el choque, luego se reencuentran, regresan a la plataforma, es el cruce salto mortal.
El público se inquieta, un leve descuido del cátcher y la vida de los trapecista volante se le va de entre sus manos.
TE ESPERAMOS !!! - Circo Hermanos karza oficial | Facebook
Siguen los desafíos, José Luis Karza Cáceres Rodríguez de manera inesperada en pleno vuelo se suelta del trapecio, tan sólo de una mano se cuelga en la máxima altura, en la estructura que sostiene la carpa, se cuelga de sus pies y se entrega al vacío, a tan sólo un segundo de aterrizar en la red, doblega su cuello, su cintura y cae con soltura.
Y sigue el alto riesgo, los hermanos Karza se preparan para el triple salto mortal, José Luis concentrado, el cátcher lo observa, silencio fantasmal, ahí sale presuroso, su piernas concentran energía, sus brazos lo conducen a la máxima altura, regresa veloz como un disparo, ahí va a encontrarse con su cátcher, suelta el trapecio, se entrega a su talento, tres giros, manos en sus rodillas, a tan sólo unos segundos de encontrarse con su cátcher extiende sus brazos, su hábil cátcher lo atrapa, retorna con soltura a la plataforma.
Dejan las alturas volando hacia la red, reciben el merecido aplauso del público.
Tres princesas con la solemnidad de la blancura junto a los artistas al ritmo de la elegancia se despiden del público, agradeciendo su presencia y reconocimientos.
El Circo de la familia Cáceres Rodríguez, abrigó el seudónimo de los Hermanos Karza, como denominación oficial, creado por don Luis Cáceres Sanhueza, un artista reconocido por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, por su trayectoria y contribución al circo tradicional en Chile.
Un circo maravilloso, representativo del arte circense tradicional de Chile, en su seno nacen, se desarrollan y crecen sus artistas.
Una hermosa familia, acogedora con quiénes asisten a su circo, humildes y muy buenos artistas circenses.
Fue un día especial, mágico en el Circo de los Hermanos Karza en la ciudad de Chillán.

Para el Diario La Leona Circo .Cl  

La Columna de Gaspar Altamar Gallego

Corresponsal en Los Ángeles Chile

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